Miguel Olasagasti, la pastelería donde comenzó todo

Pastelería Eceiza abrió sus puertas en 1924, en la calle Rondilla. Pero antes, Nicolás Eceiza aprendió el oficio en otros obradores.

Receta original y tradicional del obrador de la Pastelería Eceiza
Antigua receta que se utiliza a día de hoy en el obrador de la Pastelería Eceiza

Tolosa siempre ha sido cuna de las mejores pastelerías. Desde tiempo atrás ha habido muchas pastelerías en Tolosa, muchas de ellas, además, de renombre.

Recordamos, por ejemplo, la pastelería Mujika, ubicada entre las calles Rondilla y Arostegieta, al lado del pasadizo; Malcorra estaba entre las calles Correo y Leitza; Olasagasti en la calle Rondilla… y algunos más, la de los Garmendia, Ugarte o Kitin Goenaga.

Precisamente, Nicolás Eceiza, fundador de la Pastelería Eceiza aprendió el oficio en el obrador de la pastelería Miguel Olasagasti. Fundado en la década de 1910, permaneció en la calle Rondilla hasta 1962. Era una pastelería glamourosa; cualquiera no podía acceder a sus productos.

Gracias a la aportación en redes sociales de varios tolosarras, hemos sabido que después el local se dividió en dos. Por un lado pasó a ser una librería, Mocoroa; y la otra parte la compraron Luís Cea y Beatriz Segurola, que fundaron Beatriz.

Nicolás comenzó a trabajar en su obrador a los 14 años, y de la mano de Miguel recibió las primeras lecciones del oficio, como lo hizo con otros muchos pasteleros de Tolosa.

Antigua carta comercial de la pastelería Miguel Olasagasti, datada de 1944.

De Olasagasti a Eceiza

Después de haber trabajado durante una década en Olasagasti, Nicolás fundó la Pastelería Eceiza en 1924, en el local que poseía su esposa María en la calle Rondilla. Nicolás solía trabajar en el obrador, mientras que ‘la amona María’ se encargaba de la atención al cliente.

Mujika, Malcorra, Olasagasti… con el paso del tiempo todas cerraron sus puertas, al no encontrar relevo alguno en casa. No es el caso de Eceiza.

Eceiza tuvo el relevo de Luis Mari Eceiza, que con 16 años comenzó a trabajar junto a sus padres, en la década de los 40. Por las mañanas trabajaba en el obrador, mientras que por la tarde estudiaba contabilidad.

En esa época la pastelería vivió uno de los mayores cambios que ha tenido jamás: se instalaron hornos eléctricos, en lugar de hornos de leña. Hay una curiosa anécdota relacionada con esta modificación: cuando el cambio era aún reciente, hubo un grave accidente en la cantera de Izaskun el 4 de enero de 1948, habiendo dañado la red eléctrica. El pueblo se quedó sin electricidad. Era la víspera de reyes, y fue una auténtica odisea el poder hacer roscos de reyes.

Actualmente son dos las generaciones que trabajan en el obrador de Eceiza, los hijos e hijas de Luis Mari y sus nietos y nietas. Cuatro generaciones después, sigue el camino iniciado por Nicolás en Olasagasti.